los ahora de antes,
solo cabe en los recovecos
atemporales de MySpace;
allí donde se encuentran
los versos ensalivados debajo de las fotos,
el progreso quirúrgico de una sonrisa sin botox,
los abrazos extraños
que ya nos reservamos.
Allá en el resquicio iluminado
que nos queda
sentimos el corazón latir con la inocencia
de lo que pudimos haber dicho,
lo que se pudo haber borrado
con migajas del futuro.
Y nosotros, que tan jóvenes
somos de antes, de entonces,
sufrimos en carne viva
los destellos del ahora
con su infinidad de soluciones.
Lloramos entre el repaso y la disociación
de los cuerpos bien tallados,
las oscuridades
perfectas,
los ceniceros vacíos y los radios abiertos.
Solo cabe en ese basurero de canciones
esta nostalgia ardiente que pinchamos
entre los dedos
como garrapata blanca
que no podemos quemar en las hornillas
de los momentos perdidos.
En eso se nos va la sangre,
en el recuerdo de la mezcla, la bilocación
y la interferencia de nuestras voces;
se nos asoma la muerte
en comentarios borrosos
que dibujan una estela de aviones desiertos.
- Carlos Eduardo Silva