Juego Pokemon Emerald
(a veces le saco el polvo
a la Yellow o a la Crystal)
y veo a mi muñequito corriendo por el mundo,
en busca de pastos más verdes
sin darse cuenta
de que no existen pastos más verdes
cuando en todos hay
una Poochyena o un Pidgey
buscando arrancarte las greñas.
Son menos verdes los pastos fuera de casa,
donde había Wurmples
y Caterpies
de tan solo dos niveles
y que con un tackle sencillo
se iban ajuste.
Yo sigo haciéndolo correr,
matando pokemones a diestra y siniestra.
Me frustro, me enojo, me pongo triste
cada vez que pierdo
o cada vez que me matan
a Swellow o a Pidgeot, mis queridas aves
de esperanza.
Él sigue corriendo tras el toque
de mis dedos en las flechas
sin darse cuenta de que, efectivamente,
ni el pasto es más verde
ni el mar es más azul.
Yo acá afuera, triste y enojado,
con Pidgeot muerto,
sabiendo claramente
hacia dónde voy.
- Carlos Eduardo Silva Velázquez