no se diferencian
de los fanáticos del básquet.
Unos aman a LeBron y a Kobe,
los otros idolatran
a Silvio y a Sabina.
A todos les llaman “Dios”,
“papá”
y les piden la bendición.
(A mí Silvio con sus canciones
no me ha dado más
que LeBron con sus donqueos
o Dwyane Wade con sus crossovers.)
Un fanático del básquet
no parará de hablar de Kobe,
no parará de postear videos
de sus fadeaways perfectos.
Y siempre llegará un jípster,
un pseudo-
rrevolucionario
a decirle inútil,
a restregarle en la cara
que le presta atención
a cosas inservibles.
Y tan pronto termine
de criticar imparablemente
al pobre Kobe fan,
abrirá la ventanita de los status
y pondrá
por vigésima tercera vez en el día
un pedazo de letra
de Joaquín “Papá” Sabina.
- Carlos Eduardo Silva