entre el pasado y el presente
lo estamos viviendo ahora
entre un mar de shares y likes
donde desembocan las cascadas grises
de las cabezas del mundo;
un abismo interminable de la memoria
cuyas raíces se nos pegan
porque el pozo de los antes
ha muerto.
Facebook:
una enredadera pegajosa
que nos estruja la cara
con la ceniza de nuestros esqueletos.
No hemos sabido cortarle las uñas
ni limarle las arenas
y tenemos que vernos las caras
con todas nuestras tías,
con nuestro pintoresco acné de la high
y los amores que algún día
nos dejaron millones de Wall Posts.
Facebook no deja que el polvo
viaje a la merced del viento;
no guarda el olvido, como MySpace,
ni lo esconde,
lo deja al descubierto
como una herida sedienta
de la sal ardiente de la nostalgia.
- Carlos Eduardo Silva