tan rubias como distantes,
no son saludables al ser humano.
Son una cucharada impalpable de angustia,
una alucinación que aparenta ser real.
Y en esos momentos en que llevan
apenas la mitad de un traje
se te hacen tan asesinas
que se te pudren en las pestañas.
Es imposible sustituir la mirada ya ida
en la dirección mitigada de su distancia.
Son mujeres como ella, y Scarlett Johansson,
las que congestionan la noche
y retumban en el sueño
de la posibilidad.
- Carlos Eduardo Silva