POEMAS
La paradoja más grande del siglo XXI
“Hipster
Definitions are too mainstream.”
(http://www.urbandictionary.com/)
Desde la música jazz de los ’40, la Generación Beat de Ginsberg y Kerouac hasta la era de Tumblr, la palabra ‘hipster’ ha tenido mucha historia, muchas historias, muchas versiones, muchos prejuicios y muchos puntos de vista; pero nunca más que al comienzo de esta segunda década del siglo XXI. La esencia jípster de amar y seguir lo independiente, lo no descubierto, lo escondido o lo demasiado ‘viejo’ (vintage mejor dicho) se ha convertido en moda, dándole un giro sumamente irónico a la verdad sobre los jipsters y su estilo de vida. Ser jípster se ha hecho mainstream, para desgracia de aquellos verdaderos jipsters que, bueno, lo eran antes de que fuera mainstream. Por tanto, ser jípster ha pasado de ser una subcultura pequeña a ser una de las subculturas más dominantes de nuestros tiempos, una generación en todo el sentido de la palabra. ¿Somos nosotros verdaderos jipsters? No lo sabemos. Probablemente no, pero somos parte de esa generación transitiva; somos los que -poco a poco- comenzamos a odiar Hollywood y MTV para empezar a amar el cine independiente, europeo o latinoamericano que Netflix nos pone al alcance (otra ironía). Todo esto mientras nos comemos las series, los sitcoms, la música que fue popular y ya no lo es, y hacemos de Tumblr nuestro supuesto dios, reciclando frases y poemas sin leernos los libros. Somos de los que vivimos en el tiempo en que ser jípster no es nada nuevo y mucho menos interesante. Somos la Generación Jípster y, lamentablemente, somos igual que todos ustedes.
Definitions are too mainstream.”
(http://www.urbandictionary.com/)
Desde la música jazz de los ’40, la Generación Beat de Ginsberg y Kerouac hasta la era de Tumblr, la palabra ‘hipster’ ha tenido mucha historia, muchas historias, muchas versiones, muchos prejuicios y muchos puntos de vista; pero nunca más que al comienzo de esta segunda década del siglo XXI. La esencia jípster de amar y seguir lo independiente, lo no descubierto, lo escondido o lo demasiado ‘viejo’ (vintage mejor dicho) se ha convertido en moda, dándole un giro sumamente irónico a la verdad sobre los jipsters y su estilo de vida. Ser jípster se ha hecho mainstream, para desgracia de aquellos verdaderos jipsters que, bueno, lo eran antes de que fuera mainstream. Por tanto, ser jípster ha pasado de ser una subcultura pequeña a ser una de las subculturas más dominantes de nuestros tiempos, una generación en todo el sentido de la palabra. ¿Somos nosotros verdaderos jipsters? No lo sabemos. Probablemente no, pero somos parte de esa generación transitiva; somos los que -poco a poco- comenzamos a odiar Hollywood y MTV para empezar a amar el cine independiente, europeo o latinoamericano que Netflix nos pone al alcance (otra ironía). Todo esto mientras nos comemos las series, los sitcoms, la música que fue popular y ya no lo es, y hacemos de Tumblr nuestro supuesto dios, reciclando frases y poemas sin leernos los libros. Somos de los que vivimos en el tiempo en que ser jípster no es nada nuevo y mucho menos interesante. Somos la Generación Jípster y, lamentablemente, somos igual que todos ustedes.